La sostenibilidad, clave para poder vivir en una smart city

En los últimos años, uno de los términos que más hemos oído es el de la ciudad inteligente o smart city, pero no todo el mundo parece entender con claridad qué implica este concepto de urbanismo moderno.
Para tratar de hacerlo más fácil, podemos decir que el concepto proviene de la gestión de los datos procedentes de las infraestructuras urbanas. Es la gestión de toda esta avalancha de información la que permite después analizar y valorar las medidas que se han tomado o las que se van a tomar en aspectos tales como el tráfico, el riego, el tratamiento y gestión del agua, la iluminación de las calles, el transporte público, la gestión de la polución, etc.
A partir de toda esta información, recogida en una única plataforma, la alcaldía puede tomar decisiones en tiempo real para mejorar la gestión de los recursos urbanos e informar o interactuar con los ciudadanos a través de dispositivos digitales de todo tipo.

smart city
En forma más global, una ciudad inteligente es aquella que aplica las tecnologías de la información y la comunicación (las conocidas como TIC) para proveerla de una infraestructura o servicios que garanticen un desarrollo sostenible, un aumento de la calidad de vida de los ciudadanos, una mayor eficacia en la gestión de los recursos disponibles y una participación ciudadana activa. Por todo ello, se dice que las ciudades inteligentes son sostenibles desde un punto de vista económico, social y medioambiental.
Entre todas estas medidas que buscan la sostenibilidad de una urbe se encuentra el uso de energías limpias, tales como paneles fotovoltaicos en algunos semáforos, medios de transporte público no contaminantes, carriles bici, etc.
Sin embargo, los parámetros que se utilizan para valorar a las ciudades y situarlas en un ranking que lidera Tokio son: gobernanza, planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y economía.
¿Y por qué es importante crear smart cities? Porque, para el año 2050, según la OCDE, si no se toman medidas drásticas el crecimiento económico y demográfico tendrá un impacto medioambiental y social sin precedentes. Sabiendo que la mayoría de la población mundial se concentrará en las grandes ciudades, es indispensable superar el reto de los más de 2.000 millones de habitantes urbanos adicionales que tendremos en 2050.
Desde un punto de vista tecnológico, una ciudad inteligente ha de contar con los llamados smart grids o redes inteligentes interconectadas para enviar y recibir la información, los smart metering, o sistemas de medición de los datos a distancia y en tiempo real, los smart sensors, o sensores inteligentes que deben recoger esos datos y los smart buildings, o edificios inteligentes (domóticos) como modelo de eficiencia en la gestión energética (respeto al medio ambiente y con sistemas de producción de energía integrados.
Por último, pero no menos importante, las ciudades inteligentes han de contar con la llamada eMobility, que impulsa el uso del transporte público limpio y el vehículo híbrido o eléctrico privado, con los consabidos puntos de recarga públicos en distintos puntos de la ciudad.
Para terminar, la clave de una Smart city son los Smart citizens o ciudadanos inteligentes, personas concienciadas, activas y dispuestas a participar en todas estas iniciativas públicas y privadas.